Se me ocurrió que mejor que rumiar en solitario sobre cosas que no diría que me interesan sino que más que nada ocupan mi cabeza, ponerlas acá, a la vista de todos (más probablemente, nadie), como una forma de terapia, para aclararme la cabeza y de paso para hacer el intento de suspender la sensación de desliz constante hacia la nada, hacia el olvido o, más prosaicamente, hacia el polvo (que es donde ya sabemos que termina todo, claro).
Arrancamos
Se me ocurrió que mejor que rumiar en solitario sobre cosas que no diría que me interesan sino que más que nada ocupan mi cabeza, ponerlas acá, a la vista de todos (más probablemente, nadie), como una forma de terapia, para aclararme la cabeza y de paso para hacer el intento de suspender la sensación de desliz constante hacia la nada, hacia el olvido o, más prosaicamente, hacia el polvo (que es donde ya sabemos que termina todo, claro).